La travesía por una serie de parajes inhóspitos de la gran masa de personas fue dura y muchos empezaron a dar rumores y a murmurar contra sus líderes (Moisés y Aarón), aduciendo que era mejor estar bajo el yugo egipcio que padecer las penurias de la travesía. Moisés realizó innumerables milagros para aplacar la dureza de la travesía y demostrar al pueblo de Israel que Yahveh los guiaba. Las manifestaciones divinas fueron pródigas.
Para alimentarlos, Yahveh hizo llover maná del cielo. Para beber, les dio múltiples fuentes de agua, como la fuente de agua amarga convertida en agua dulce. Mas, para dar agua a los israelitas, Moisés una vez golpeó con su vara una roca y perdió a causa de ello el derecho de entrar en la Tierra Prometida.
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