Un discípulo llegó muy agitado a casa de Sócrates, y empezó a hablar de esta manera:
-Maestro, quiero contarte que un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia...
Sócrates lo interrumpió diciendo: "¡Espera! ¿Ya hiciste pasar a través de los tres coladores lo que me vas a decir?".
-¿Los tres coladores?